
Renunciar a pensar por «amor» a otro sería una traición a mi misme. Supongo que esa es la principal alerta de algo que está destinado a fracasar. Entre las ramas de aquella jungla industrial, se asoman individuos que intentan dominar la escena mostrando su primitiva «superioridad» física y algunos, la «intelectual». No puedo evitar pensar que he «perdido oportunidades» por darle prioridad a mis ideales, pero acaso ¿se le puede llamar oportunidad a la puerta que conduce a la subordinación absoluta, a la renuncia de la individualidad? supongo que entonces son aquellas situaciones las que son falsas puertas, falsas opciones. El cuerpo y el deseo son también dos dimensiones bastante subjetivas. Hay quienes viven para sentir el calor de otros entre las sábanas, otros quienes les gusta la perversión, y hay quienes simplemente podemos pasar un largo tiempo sin extrañar el contacto ajeno. El contacto físico sin emociones no pareciera demasiado atractivo para mí, y el acceso a mis emociones cada vez se torna más complejo. Supongo que la intelectualización de mi sentir con el paso del tiempo, me está volviendo más solitarie. No puedo evitarlo, supongo que estoy condenada a complicarme la existencia un rato más.
En cuyo caso, creo que aunque he estado mucho tiempo buscando «extraordinario», debería de convertirme en cambio en «extraordinarix». Es más sencillo construirse en aquello que se quiere ser que buscarlo en otros. Y en esa carrera, con el tiempo, tal vez me vuelva más solo.
