
Pensamientos a la deriva de principios de 2019.
Hombres de la tercera desviación, hombres que se encuentran en la frontera ¿de qué planeta provienen y qué lenguaje hablan? Incomprensibles y tristes, sus ojos como pozos de brea, sus existencias pantanosas, de mente desarticulado y corazón desvinculado.
Escépticos filósofos, mañosos legales que ni siquiera conocen la pirámide de Kelsen, astutos lobos solitarios. Geógrafos pícaros, verdaderos románticos en recuperación permanente. Y sin embargo, ¿qué arte hay en saberme diseccionada, conocerme en cada ángulo si lo que hará no será tenerme, sino sofocarme?
No me pinten de amor lo que es un claro dominio, déjenme libre que aunque las abundantes aguas de mi cariño, jamás serán suficientes para calmar la sed por el afecto a de sus madres.
